jueves, 5 de febrero de 2009

Un sueño bien corto

Mereció mucho, tuvo poco. Pachuca quedó eliminado de la Copa Libertadores a pesar de vencer en el Estadio Hidalgo a Universidad de Chile por 2 a 1, con goles de Carlos Rodríguez, de penal, a los 22’ y Damián Álvarez, a los 86’. Para los sudamericanos había empatado transitoriamente Marco Estrada, a los 58’.
Se sabía de antemano que los “tuzos” estaban en la obligación de mantener su arco en cero si pretendía clasificar seriamente a la zona de grupos, pero no pudo conseguirlo. Un error de Miguel Calero terminó por complicar al equipo de Enrique Meza que, antes de eso, había hecho mucho para sacar más de un gol de diferencia.
El partido arrancó favorable para el local. A los nueve minutos ya tenía parte del encuentro simplificado, por que Mauricio Arias se hizo expulsar infantilmente en una pelea en la mitad de la cancha. Y con uno más, Pachuca inclinó la cancha, volcó todo su poderío ofensivo y pasó por arriba a su rival, gracias a un excelente nivel de Álvarez y un buen acompañamiento de Cárdenas por izquierda. A través de otro error chileno (cometiendo un penal evitable), “tuzos” se puso arriba cuando ya había hecho méritos para conseguirlo, y más de uno pensó que era el inicio de la goleada.
11 contra 10, partido ya empatado (teniendo en cuenta la ida), clima a favor (en Hidalgo hizo cinco grados, contra el verano chileno) y un estadio repleto hablaba bien de Pachuca. Pero los “tuzos” no se quedaron con eso. Fueron adelante, concientes de que con el 1 a 0 sólo conseguirían llegar a los penales. Entonces, Álvarez continuó con sus diagonales punzantes desde el centro hacia la izquierda, Cárdenas mandó por esa punta certeros centros desperdiciados una y otra vez por Blas Pérez y Edgar Benítez, en otra noche negra para los delanteros, y el mediocampo local obligó, llevó a la visita a replegarse en su campo, no pudiendo siquiera salir de contra. Todo era a pedir de los “tuzos”. En cuanto el paraguayo y el panameño afinaran su puntería, podría venir una lluvia de goles en el Hidalgo.
Así terminó el primer tiempo, y así arranco el segundo. El único déficit de los pupilos de Meza fue haber desaprovechado el sector derecho, donde Paul Aguilar esperaba su oportunidad para desequilibrar. Cierto que lo venían haciendo bien por la otra punta, pero atacar por esa banda hubiese aportado una dosis importante de sorpresa. En una decisión acertada, Benítez le dejó su lugar al ya recuperado Christian Giménez, pero los “tuzos” no pudieron disfrutarlo ni aprovecharlo. Tres minutos después de su ingreso, la U consiguió un empate impensado a través de un tiro libre bajo que Calero no supo contener. Y los chilenos, que sólo habían peleado en la hora transcurrida, mostrando un juego impreciso y nervioso, se encontraron con un resultado que obligaba al rival a marcar dos tantos inmediatos.
Y Pachuca entró en la desesperación. Ingresaron Luis Montes y Juan Rojas Guerra, pero el impacto había sido duro. Los chilenos supieron jugar con la imprecisión mexicana y aguantaron el resultado hasta los 86’, cuando Álvarez (el mejor de la cancha) puso un poco de justicia en el resultado. No sirvió de nada, cierto. Sólo para salvar el honor, apenas. Se ganó, pero la Copa ya es historia.
Justo en uno de los mejores partidos “tuzo”.

Nicolás Fábrega

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