viernes, 6 de marzo de 2009

Historia santa y guerrera

Santos hizo historia, una vez más en su corta vida. Clasificó a la semifinal de la Liga de Campeones de la Concacaf, y está a sólo dos pasos de disputar el Mundial de Clubes. Venció en el Corona al Impact Montreal por 5 a 2, pero lo que amerita tamaña victoria fue que consiguió los dos goles de la clasificación en los minutos 92´ y 94´,  gracias a Quintero. No mereció sufrir tanto, menos aún habiéndose puesto en ventaja rápidamente a través de Vuoso, quien a los 15´comenzó a remontar el 0-2 cosechado en tierra canadiense. Y tuvo chances de ampliar el resultado, pero allí comenzó la falta de definición en los pupilos de Guzmán.
¿Falta de contundencia en una oncena que marcó cinco goles? Sí, porque bien pudieron haber sido más, o la misma cantidad, pero lograda antes. Porque los goles fallados en el arco ajeno lo sufrieron en el propio, y el Impact dio vuelta el marcador en 13´, mediante anotaciones de Brown y Sebrango. Con el global estancado en el 1-4 pocos creían en una posible recuperación lagunera, más aún cuando se fueron al descanso. Quedaba apenas un tiempo para conseguir cuatro tantos. Pero Santos no se dejó impresionar por la adversidad. Salió más decidido aún que en la parte inicial, con una movilidad en ataque abrumadora. Tuvo a su tridente ofensivo (Vuoso, Ludueña y Benítez) despierto y cambiando posiciones constantemente, para no dejarse marcar con facilidad por la defensa canadiense. A los jugadores mencionados se le agregaron Jiménez y Quintero, y todos ellos fueron un arma letal para el rival. Tras el empate de Vuoso, pudieron haber conseguido un nuevo desnivel, pero recién llegó a los 74´, nuevamente a través del delantero argentino.
A esa altura de la noche, la afición santa tenía el corazón en la boca. Quedaban poco menos de 20´y su equipo, si bien llegaba con claridad, no podía igualar el resultado global. Figueroa, Benítez y Ludueña dilapidaron claras situaciones y el tiempo se consumía. La visita, por su parte, empleó una táctica decididamente defensiva y no se atrevía siquiera a cruzar la mitad de cancha para aprovechar alguna salida de contra. Debían cuidar el resultado y seguir revolucionando al fútbol canadiense, ya sorprendido por la victoria lograda en Montreal. 
Y cerca estuvieron de hacerlo, pero no se imaginaron que los de Torreón, aún dos goles abajo de conseguir la clasificación, continuarían con su presión en la mitad de cancha y su enorme volumen de juego. Esa insistencia le permitió marcar el cuarto (obra de Quintero) y salir a buscar con más fiereza que nunca el tanto decisivo. Y el mismo llegó dos minutos después, otra vez gracias a Quintero. Allí sí, con el 5-2 en casa y el 5-4 global, a esperar el silbatazo final, que llegó inmediatamente después de consumada la hazaña.
Santos está en semifinal y esperará, más relajado, a los potros del Atlante.

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