Y Chivas no es el mismo ¨cuco" de ediciones anteriores, donde supo llegar a semifinales. Ni siquiera es el mismo conjunto que se quedó en las puertas de la final de la Sudamericana, en noviembre pasado. Pero, a diferencia de los potosinos, el ¨rebaño¨ mostró su habitual fiereza en el Jalisco y se sacó de encima al Everton chileno. El problema está en sumar puntos como visitante. Estuvo a segundos, a una última pelota detenida, de quedarse con una fundamental victoria en Argentina, pero Lanús se lo igualó. ¿Pesarán las dos unidades escapadas o pasarán a ser una simple estadística más de este deporte? La respuesta se develará en algunos meses. Lo cierto es que con la penosa caída en tierras venezolanas ante el otrora débil Caracas, el panorama se tiñe un poco más de negro para los de Efraín Flores. Por supuesto que aún cuenta con todo a su favor, puesto que obtuvo los únicos tres puntos que hasta ahora disputó en Guadalajara y de visitante ya se trajo algo. Con ganar los dos cotejos que le quedan en el Jalisco, tendrá un pie en octavos, pero deberá cuidarse de Lanús, conjunto que ante equipos mexicanos siempre obtuvo mejores resultados en campo ajeno.
Un eliminado, otro en vías cercanas de estarlo y un tercero con las chances intactas de meterse entre los 16 mejores. De ser así, sería Chivas el único equipo azteca en clasificar a octavos, instancia en la que, recurriendo a la historia, siempre hubo dos clubes locales. Pero no parece ser esta edición la mejor para los conjuntos mexicanos.
Nicolás Fábrega
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